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El comportamiento agresivo en los ninos: 5 consejos de crianza

El comportamiento agresivo en los niños puede aparecer cuando están aprendiendo a manejar las emociones fuertes, comunicar sus necesidades y llevarse bien con los demás.

Con frecuencia los niños son agresivos porque quieren expresar su ira o frustración.

El comportamiento desafiante aparece en diferentes formas y tamaños. Incluyendo: pegar, patear o morder, jalar el cabello, empujar o insultar.

Aunque las explosiones agresivas son comunes en los niños, entender las posibles causas y saber cómo manejarlas puede ser desafiante.

Como padre, madre o cuidador, tú también puedes sentir una serie de emociones si tu hijo está portándose mal, desde sorpresa hasta pena. Está bien. La agresión suele ser difícil de manejar y no estás solo.

Este artículo explora algunas de las razones más comunes del por qué los niños se comportan agresivamente.

También brinda un punto de partida para que los padres y cuidadores ayuden a los niños a expresarse sin tener que lastimar.

¿Qué da paso a la agresión en los niños?

Aquí tienes unas razones comunes:

  • Sentir frustración o ira cuando las cosas no salen como querían.
  • Pegan cuando no saben cómo resolver los problemas o manejar sus emociones.
  • Tienen dificultades para decir lo que quieren o necesitan.
  • Pegan, patean o muerden para ver qué pasa. Esto usualmente incluye una reacción fuerte de la persona a la que lastiman y de los adultos que están presentes.
  • Pelean por celos o competencia, especialmente con los hermanos.
  • Algunas veces, los niños son agresivos para obtener lo que quieren, como hacer que otro niño les ceda un juguete o para obtener la atención de sus padres.
  • Están sobre estimulados, estresados, cansados o hambrientos.

Los niños también aprenden a comportarse agresivamente observando a los demás. Si constantemente ven a otras personas discutiendo o peleando, ellos intentarán hacer lo mismo cuando tengan un problema.

Algunas veces, los padres tienen creencias que accidentalmente promueven el comportamiento agresivo como: “Los niños necesitan externalizar su energía y agresión. No hace ningún daño”, “Son solo niños siendo niños” o “Los niños tienen que saber pelear para que no sean acosados”.

Cuando los niños aprenden a usar el comportamiento agresivo para obtener lo que quieren, es difícil enseñarles mejores formas para resolver los problemas. Si este comportamiento continúa ocurriendo sin control, se convierte en un patrón difícil de romper.

Cómo lidiar con el comportamiento agresivo de los niños: un punto de partida

Ayudarle a identificar sus sentimientos

Usa las oportunidades cotidianas para ayudar a tu hijo a que aprenda sobre las emociones. Hablen sobre los sentimientos y reconózcanlos – “Te ves enojado. ¿Es porque no piensas que fue algo justo?”

Conversen sobre cómo todas las personas sienten, de vez en cuando, emociones fuertes como la ira, el miedo o la tristeza, especialmente cuando no obtienen lo que desean.

Hazle saber que los sentimientos difíciles e incómodos son normales y que está bien que se sienta molesto o enojado, pero que no está bien gritar o lastimar a los demás.

Sugiérele cómo mantener la calma cuando sienta emociones fuertes. Por ejemplo, tomando unas respiraciones lentas y profundas, cambiando a una actividad diferente o tomándose un descanso de la situación.

Tener reglas claras y consistentes

Cuando todos se sientan tranquilos y relajados, ten un conversación con tu hijo y desarrollen unas cuantas reglas simples para llevarse bien con los demás.

Intenta expresar las reglas positivamente – asegurándote de que digan lo que se debe hacer, en lugar de lo que no se debe hacer.

Para los niños más pequeños y los preescolares, las reglas pueden ser: “Hablarle cortésmente a los demás”; “Compartir y tomar turnos”; y “Mantener mis pies y manos a mi lado”.

Para los niños más grandes, las reglas pueden ser: “Ser respetuoso”; “Escuchar a los demás”; y “Cuando me siento enojado, tomar un momento de pausa para respirar antes de actuar”.

Los niños se confunden cuando ven que sus padres hacen cosas que dicen que los niños no deben hacer.

Así que trabaja junto con tu hijo e intenta darle un buen ejemplo siguiendo las reglas.

Motiva la conducta deseada

Lidiar con el comportamiento desafiante podría parecer como que constantemente estás corrigiendo a tu hijo o esperando a que surja el siguiente problema.

Ayuda recordar que los niños prosperan recibiendo reforzamiento positivo. Por eso es que es importante notar y elogiar el comportamiento que deseas ver más seguido.

Mientras más específico seas con los elogios, mejor. El elogio descriptivo ayuda a los niños a que entiendan exactamente qué hicieron bien, así que estarán más propensos a repetir el mismo comportamiento nuevamente.

Por ejemplo, si notas que tu hijo está compartiendo y tomando turnos con sus hermanos – “¡Estas tomando turnos muy bien con tu hermano! Bien hecho, me siento muy orgullosa de lo bien que estás compartiendo.”

Cuando los problemas no estén ocurriendo, también es una muy buena oportunidad para hablar con tu hijo sobre cómo expresar sus sentimientos de manera que no lastime a los demás.

Nuevamente, resulta mucho mejor tener estas conversaciones cuando las cosas van bien y todos están tranquilos.

Ser un buen modelo de regulación emocional

Los niños observan y aprenden cómo manejar sus emociones fuertes de los adultos importantes en sus vidas.

Podemos ayudarles a manejar sus emociones y resolver los problemas tranquilamente modelando ese comportamiento nosotros mismos.

Por ejemplo, imagina que vas llegando a casa después de un día de trabajo difícil. Todavía te sientes molesto y tu hijo quiere ir al parque, y te sobresaltas con el niño. ¿Qué podrías decir en ese caso?

“Siento mucho que me haya exaltado contigo. He tenido un día muy largo en el trabajo y me siento frustrado, pero esta no es excusa para desquitarme contigo. Deja que me siente por unos minutos con una tasa de té y me tome un tiempo para tranquilizarme. Entonces iremos al parque juntos. Así que ¿por qué no terminas tu tarea y tomas la pelota? ¿Te parece bien?”

Las situaciones como estas no siempre resultan como queremos. Sin embargo, cada vez que un padre o cuidador dice algo como esto, le ayuda al niño a que aprenda habilidades importantes de vida: reconocer las emociones, tomar responsabilidad de nuestros comportamientos,

pedir disculpas y arreglar las cosas.

Esto brinda un mensaje positivo de que está bien sentir las emociones fuertes y que también es importante manejarlas apropiadamente.

También ayuda tener una conversación con tu pareja u otros cuidadores sobre cómo lidiar con los momentos estresantes, para que se apoyen mutuamente.

Cómo ayudar a un niño enojado a que se tranquilice

Lidiar con el comportamiento agresivo de un niño es desafiante.

Está bien sentirse frustrado o enojado. Pero enojarse o gritar puede escalar la situación a un más.

Intenta enfocarte en mantener la calma.

Hacer un esfuerzo consciente de mantener la calma ayuda a desescalar la situación y a darle un ejemplo positivo a tu hijo.

Toma una respiración profunda y date un momento para “resetear” antes de responder.

Esto ayudará a tu hijo a sentirse seguro y protegido al saber que puedes manejar tus emociones y las de él, incluso en situaciones difíciles.

La agresión: cuándo preocuparse

Es común que los niños se comporten agresivamente conforme van creciendo y alcanzando las etapas de desarrollo.

Las investigaciones muestran que las explosiones de ira llegan a sus niveles más altos entre los 18 a 24 meses y lentamente disminuyen alrededor de los 5 años.1

En los primeros años, los niños con frecuencia pegan, muerden, patean o rasguñan cuando están intentando expresar sus sentimientos y no tienen las palabras o habilidades para manejar las emociones fuertes con tranquilidad.

Los niños más grandes y los adolescentes pueden volverse agresivos cuando están batallando con sus emociones, desafíos o cambios escolares o no obtienen lo que quieren.

Tú conoce mejor que nadie a tu hijo y si piensas que el comportamiento agresivo está ocurriendo frecuentemente, es muy severo o está causándole daño a tu hijo o a los demás, es una buena idea buscar ayuda.

No estás solo y hay muchas personas que pueden apoyarte. Habla con tu médico o profesional de la salud mental para recibir consejos.

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Referencias

1 Liu et al. (2013). Understanding aggressive behaviour across the lifespan. J Psychiatr Ment Health Nurs, 20(2), 156.