cómo promover el bienestar emocional en niños y niñas
Todos queremos que nuestros niños y niñas estén sanos y felices, y que sean considerados, cariñosos y amables.
La buena noticia es que esto es algo que nuestras acciones les pueden ayudar a lograr. El tiempo que pasamos juntos y las cosas que les mostramos les van a ayudar en sus relaciones futuras. Las relaciones cariñosas, consistentes y de apoyo emocional entre nosotros y los niños y niñas van a favorecer que desarrollen su confianza personal, independencia y la habilidad para manejar sus emociones y comportamientos. Estas habilidades son útiles tanto en la escuela como en general.
los niños y niñas aprenden en todo momento
Cuando respondemos a las necesidades, preguntas e intereses de un niño o niña, desarrollamos un lazo saludable (conocido como un “apego seguro”). Esto ayuda a que los niños y niñas se sientan seguros cuando exploran cosas nuevas y les ayuda a desarrollar relaciones positivas con los demás. Sin este apoyo, el navegar por situaciones nuevas o relaciones sociales puede resultar difícil.
¿De qué otra forma se puede apoyar a los niños y niñas para que confíen en sí mismos y tengan una buena adaptación?
Cada día, padres, madres y cuidadores tenemos la oportunidad de ser un modelo para los niños y niñas, lo que permite que ellos vean cómo reaccionamos frente a las cosas cotidianas. Los niños y niñas constantemente intentan entender lo que ven, obteniendo pequeñas pistas y claves sobre cómo pensar. Cuando expresamos las emociones honestamente y las manejamos, los niños y niñas aprenden que pueden hacer lo mismo.
Nuestro ejemplo también les permite aprender cómo lidiar con el conflicto y responder a las emociones fuertes, como la ira, de manera que no les lastime a ellos o a los demás. Por ejemplo, si pedimos disculpas después de decir algo hiriente, ayudamos a los niños y niñas a ver que también pueden responder de manera similar.
Hablar sobre esto funciona mejor cuando las cosas se han tranquilizado. Puede ser difícil pensar con claridad sobre la situación justo en el momento en que se presenta el conflicto o la crisis, especialmente cuando todos, incluyendo los niños y niñas, siguen molestos. Tener una conversación y motivarles a ver las cosas desde una perspectiva distinta, les puede ayudar a poner estas experiencias en el mismo plano, permitiendo que aprendan a manejar la ira y previniendo la agresión hacia sus compañeros.
las habilidades sociales y el éxito
Los niños y niñas en edad preescolar que logran adaptarse a las situaciones y resolver los problemas, muestran beneficios positivos a través de toda la niñez y la adolescencia. Ellos evidencian un bienestar mayor, más habilidades sociales, logros académicos más altos, menos niveles de agresión, y una mejora en la salud mental y en su vida laboral durante la adolescencia y edad adulta.
Podemos ayudar a los niños y niñas a desarrollar sus habilidades sociales hablando sobre los valores familiares, estableciendo algunas reglas o expectativas para que todos se lleven mejor y resuelvan los problemas con calma, así como enseñarles a ser amables y gentiles con las demás personas y con los animales. Mostrémosles lo que es la empatía, cómo ver las cosas desde la perspectiva de otra persona y ser compasivos con aquellos que necesitan ayuda o apoyo.
sentirse bien en su interior
La crianza está llena de oportunidades para ayudar a los niños y niñas con el aprendizaje de nuevas habilidades. Ellos y ellas aprenden mejor practicando con frecuencia, así que cuando demuestren su preocupación por los demás, podemos alentarlos, prestándoles atención y elogiándoles. Conforme los niños y niñas hacen esto con más frecuencia, podemos ir cambiando de los elogios al reconocimiento de sus esfuerzos de otra manera. Un modo particularmente eficaz para hacer esto es pidiéndole al niño o niña que cuente por qué se sintió bien con sus acciones. Al contar las razones detrás de su comportamiento, él o ella podrá entender y reconocer mejor lo que hizo bien.
De esta manera, cuando niños y niñas hacen algo socialmente responsable, conforme van creciendo, podrán experimentar lo que llamamos una “recompensa intrínseca”, una sensación de calidez interna, que se origina cuando practican sus valores de amabilidad, cariño y generosidad.
Todo esto, y la confianza que obtienen, puede ayudarles tanto a ser más exitosos en la escuela y otros lugares, como a convertirse en seres comprensivos y amables.