Facilitadora de Triple P:

“Una de las principales inquietudes que manifiestan los padres es cómo lograr ser efectivos sin llegar a ser autoritarios. Son padres que en general están orientados a mantener un buen vínculo con sus hijos y quieren que este vínculo esté protegido, que no se dañe. No recurrir, por ejemplo, a los gritos o a castigos desmedidos.

Al participar de Triple P, los padres se dan cuenta de que en la medida que ellos van cambiando su actitud, sus hijos, sobre todo los adolescentes, van bajando “barreras”. Por lo general, dicen que al estar más pendientes de ellos, los niños toman una actitud más cercana y cariñosa. También agregan que al mantenerse más atentos a sus hijos, han podido descubrir aspectos positivos de ellos que antes no lograban ver.

Triple P me ha ayudado en mi práctica clínica. Yo trabajo con niños, adolescentes y sus familias; entonces, es importante para mí poder dar una mirada más colaborativa a la familia y de cierta forma, descentralizar un poco el síntoma o la responsabilidad de cambio con el que llegan los hijos, en especial los adolescentes, y centrarnos en una primera etapa en trabajar con los padres. Esto ayuda de dos formas: la primera es disminuir el estrés en la familia, que por la misma tensión puede no estar disponible para acoger las demandas de los hijos. Y como segundo punto, sirve para que los adolescentes se relajen. Me han dicho que la terapia les resulta mucho más fácil cuando se incluye a los padres de una forma activa.

Triple P me parece muy cercano y clarificador en la relación con los padres. Promueve la autorregulación no sólo en los hijos, sino también en los papás y en mí misma. Además, el enfoque en positivo es fundamental. Ver la cara de los padres cuando se le entrega la información en positivo y la comprenden, es señal de que captaron cómo pueden sentirse sus hijos”.

Daniela Oyarzo realiza talleres grupales de Triple P de manera particular: www.tupsicologa.cl.