Regreso a clases: el desafío de acompañar a niños, niñas y adolescentes
La cambiante situación sanitaria y económica puede hacer que muchos padres, madres y cuidadores estén enfrentando con más agobio que en años anteriores la llegada de marzo y el regreso a las rutinas. Y una de las posibles consecuencias es que, a causa del estrés, no estemos entregando el apoyo que requieren niños, niñas y adolescentes en este escenario tan voluble. ¿Cómo podemos los adultos acompañar y ayudar a los niños y niñas en este nuevo retorno a clases, teniendo en cuenta lo que ellas y ellos realmente necesitan?
La crisis sanitaria provocó que las rutinas de la mayoría de las personas se vieran alteradas, trayendo consigo un alto nivel de incertidumbre en los hogares: niños, niñas y adolescentes sin poder ir al jardín infantil o a la escuela, o adaptándose a sistemas mixtos de clases (presenciales y online); toda la familia conviviendo gran parte del tiempo en el mismo espacio a veces reducido; padres, madres y cuidadores sobreexigidos, con dificultades económicas e inestabilidad laboral, entre otros complejos escenarios. Y si bien este año se espera una vuelta a clases más cercana a lo que conocíamos antes de la pandemia, lo cierto es que el panorama aún es incierto respecto a lo que puede suceder en el transcurso del nuevo periodo escolar.
Así, es natural que padres, madres y cuidadores estén enfrentado la llegada de marzo con un poco más de incertidumbre y temor que en oportunidades anteriores. Si sumamos además la preocupación habitual por resolver el día a día tanto en lo laborla cómo en el hogar, los cuidadores podrían sentirse más sobrecargados y uno de los riesgos es que no sepan cómo abordar las necesidades y entregar apoyo a niños, niñas y adolescentes que tienen a su cargo, quienes también se han visto afectados por todo lo que ha pasado en el último tiempo.
Es válido, entonces, llevar a cabo la siguiente reflexión: ¿nos detenemos a observar qué necesitan los niños, niñas y adolescentes? ¿Nos hacemos disponibles para responder a sus preguntas o inquietudes? ¿Tenemos realmente presente y somos conscientes del estrés y la ansiedad por los que ellas y ellos pasan? Muchas veces y a causa de la sobrecarga de tareas, los adultos tendemos a suponer que niños, niñas y adolescentes no se ven tan afectados, o no deberían, ya que no enfrentan temáticas del denominado “mundo de los adultos”.
“La única preocupación que tienen es estudiar” es una frase que se escucha con frecuencia. Sin embargo, está bastante lejos de la realidad. Todo niño, niña y adolescente que ha estado expuesto a los distintos medios de comunicación (redes sociales, YouTube, televisión), así como a aislamientos prolongados, puede estar viéndose afectado/a por la enorme carga, la ansiedad, la incertidumbre y la angustia que esto produce.
Por lo mismo, con el retorno a clases y al comenzar nuevamente a instalar rutinas, siempre será conveniente preparar a los niños y niñas. Algunas cosas que es importante tener presente es escucharlos: cómo se sienten, qué esperan para este año y cuáles son sus anhelos y preocupaciones. También es importante tomar acuerdos y anticipar lo que viene: hablarles por ejemplo de cómo equilibrar la vida del hogar (definiendo con ellos y ellas algunos quehaceres como ordenar su habitación) con los deberes escolares; el cumplimiento de horarios fijos de entrada y salida de clases presenciales y/o virtuales cuando corresponda; establecer un horario para el estudio en la casa, entre otros desafíos. Todo, siempre considerando que cada niño o niña es diferente y, por ejemplo, mientras algunos pueden estar preocupados por retomar su vida social dentro de la sala de clases, otros podrían estar más ansiosos por fortalecer su aprendizaje en alguna asignatura.
En cualquier caso, se recomienda que padres, madres y cuidadores incentiven hábitos positivos en torno a lo que es la adquisición de rutinas escolares. Una manera de lograrlo es haciéndoles ver sus logros y alentándolos a ponerse nuevas metas: “El año pasado aprendiste eso. ¿Qué te gustaría conseguir esta vez?”. Asimismo, mostrarse disponibles si necesitan ayuda, prestar atención a lo que quieren decirnos y por supuesto, fomentar la autonomía e independencia para lograr que, en el futuro, puedan resolver sus propias dificultades y problemas.
Algunas ideas que pueden ayudar a atravesar el regreso a clases e incorporación de nuevas rutinas son:
- Hacer un muy buen uso de la anticipación: cuando sabes qué es lo que va a pasar, disminuyen los niveles de ansiedad en todos los sentidos. Anticipar a los niños y niñas qué puede suceder, cómo y en qué tiempos, dentro de marcos establecidos y explicándoles que en algún momento esto podría cambiar, puede ser de gran ayuda. En muchos casos, el uso de agendas y calendarios sirve para poner en concreto esta estrategia.
- Hacerlos participar: involucrar a niños y niñas en las diversas tareas y actividades. Pueden ordenar sus útiles escolares, uniformes o la ropa que van a usar cada día. Dar pautas mínimas y tiempos concretos para la preparación.
- Fomentar tiempos de conversación acerca del regreso a la rutina e ingreso a clases, donde cada uno pueda exponer sus expectativas y miedos frente a la vuelta a clases: muchas veces ayuda que los adultos les cuenten a los niños y niñas sobre su propia experiencia, ya que esto permite normalizar y validar una situación que para ellos y ellas puede aparecer como estresante.
- Permitirles tener espacios de relajo y disfrute: los niños y niñas necesitan relajarse y poder tener espacios para descansar. Esto además hará la transición más llevadera.
- Es importante mostrar interés en su día a día y alentarlos a resolver los problemas que vayan presentando, haciendo comentarios positivos de sus esfuerzos.