TESTIMONIO: “ESTABA MUERTA DE MIEDO Y NECESITABA UNA GUÍA QUE ME AYUDARA”
Padres, madres y cuidadores se han enfrentado a infinitos desafíos a causa de la pandemia. Susana, mamá de dos hijos, de 11 y 12 años, cuenta que para ella ha sido un periodo particularmente complejo, “por la edad que tienen mis chiquillos y porque hace un par de años me separé y he tenido que enfrentar toda esta situación sola con ellos”. Lo bueno es que se atrevió a buscar ayuda: asistió a charlas de crianza positiva y a un taller con otros padres, ambas alternativas de apoyo a las que accedió de manera gratuita en su comuna.
Susana vive en Quilicura, uno de los municipios de Santiago donde el Sistema Lazos, de la Subsecretaría de Prevención del Delito, ofrece acompañamiento y guía para la crianza de adolescentes (entre 10 y 17 años de edad), a través de distintos componentes. Uno de ellos es Triple P – Programa de Parentalidad Positiva, que a través de charlas, talleres grupales o atención individual, entrega a las familias estrategias simples de crianza, para fortalecer las relaciones con los hijos e hijas.
“Encontré un anuncio en las redes sociales sobre estas charlas online para padres de adolescentes –cuenta Susana–. Participé y ahí me enteré que también hacían talleres, así que llamé y me recibieron. Me interesó por la edad que tienen mis chiquillos y porque hace un par de años me separé y estaba enfrentando toda esta situación sola con ellos. A eso hay que sumarle que pronto iba a retomar el tema laboral de manera presencial. Estaba muerta de miedo por un montón de cosas y necesitaba una guía que me ayudara”.
“Al menor de mis hijos lo atienden en el COSAM escolar desde hace unos tres años, entonces yo ya estaba con ese apoyo. Pero de todos modos quise participar en estas charlas y del taller, porque todo suma. En mi caso eran un montón de cosas, de miedos, la pandemia y lo que ha significado”.
El taller se realizó de manera online y Susana agradece que se haya dado de esa forma: “Si no hubiese sido así, no habría tenido la posibilidad de participar, por la pandemia. Además, los horarios se iban acomodando para que a todos (los participantes) se nos facilitara”. Pero lo que más le gustó fue compartir experiencias con otras madres, padres y cuidadores: “La posibilidad de conocer sus realidades y darme cuenta de que no era la única que estaba pasando por esto. Todas las mamás enfrentamos cosas similares”.
Uno de los desafíos que tenía con sus hijos era “poner las reglas claras en la casa”, cuenta. “Aprendí a incentivarlos a través de los logros que van teniendo, ir negociando y muchas veces sorprenderlos con algo que les gusta. En la cocina mantengo un listado con las diferentes responsabilidades de cada uno. Antes tenía que pedirles 10 veces las cosas, pero ya no. Aprendí a decirles con claridad: ‘Ayúdame, tienes que lavar estos platos’, ‘Francisco, necesito que limpies la mesa’. Me di cuenta que no les molesta que se los pida así y colaboran”.
“Entonces, al final de la semana hay alguna sorpresa, una cosita rica para comer o jugamos a las cartas… Todo esto también ayudó para que comenzáramos a tener más actividades juntos. La relación mejoró. Con el más chico me sigue costando. Pero con el más grande, no. Él ya tiene más iniciativa propia”.
“Me sirvió mucho para enseñarles también con el ejemplo. Porque a veces ellos no prestaban mucha atención a las clases online, se distraían y yo tenía que estar al lado. Pero cuando empecé a hacer este taller, ellos vieron que yo también estaba aprendiendo a través del computador”, cuenta Susana.
¿Recomendaría a otras madres, padres o cuidadores participar de Triple P? “De todas maneras”, dice. “Con solo escuchar las experiencias de otros papás, uno aprende. El material que nos entregan en el taller es súper didáctico y fácil de entender. Tengo la guía a mano y sé que, por cualquier cosa, la puedo repasar. Es como la Biblia. Algo súper valioso, que vale la pena revisar y poner en práctica todo lo que dice. Y aunque ya haya hecho el taller, me gustaría volver a participar”.