¿Puede la crianza positiva realmente funcionar en mi cultura?
En todo el mundo, o incluso en diferentes partes de una ciudad, no sólo se oye música diferente, se viste ropa diferente y se saborea comida diferente: también existen diferentes ideas sobre la crianza de los niños y la vida familiar.
Así que, si usted forma parte de un grupo cultural en particular, y ha oído hablar sobre el programa de Triple P, podría estarse preguntando si la crianza positiva es compatible con su enfoque y creencias existentes, o si habrá algún tipo de contrariedad. Esta es una de las razones principales por las que se desarrolló el programa de Triple P en particular: para ser flexible y adaptable, y al mismo tiempo proporcionar a las familias un apoyo basado en principios y métodos con evidencia empírica.
Cuando tomamos un enfoque más profundo, muchas ideas sobre la crianza de los niños y niñas son universales. Y participar en un programa de apoyo sobre la crianza es algo saludable, normal y positivo en el que todos podemos colaborar. Porque compartir las experiencias en este “viaje” por la crianza es mucho más poderoso que las cosas que nos separan y dividen. Las comunidades de todo el mundo quieren que los niños:
- Sean felices, saludables y con una buena adaptación social;
- Sean cooperativos y capaces de manejar sus emociones;
- Puedan comunicarse y llevarse bien con los demás; y
- Sean exitosos en la escuela y en la vida.
Las familias y las comunidades también quieren que los niños:
- Tengan menos problemas de comportamiento;
- Tengan menos problemas de salud mental (como la depresión y la ansiedad); y
- Estén menos propensos a abusar del alcohol y las drogas a lo largo de su vida.
A nivel mundial, se ha demostrado que el programa de Triple P eficazmente reduce los conflictos y el estrés y promueve la resiliencia de los niños y niñas. Y cuando los padres, madres y cuidadores tienen las habilidades y la confianza para fomentar el aprendizaje y establecer límites saludables, a los niños les va mucho mejor. Están menos propensos a la ansiedad, la depresión y la agresión cuando son niños, adolescentes e incluso adultos.
Todo esto no es sólo teoría. Existen beneficios especialmente significativos para las familias que se enfrentan a problemas de comportamiento disruptivo. Independientemente de los antecedentes culturales, si los padres, madres o cuidadores tienen un niño con conductas problemáticas significativas, y nada les parece funcionar, necesitan de consejos, habilidades y estrategias efectivas de crianza que puedan poner en práctica. Y para hacerlo con éxito, necesitan pensar realmente en cómo se sienten acerca de la crianza de los niños, de su rol como padres o cuidadores, y de los valores y virtudes que consideran importantes.
Por eso cuando los padres, madres y cuidadores participan en el programa de Triple P, hemos añadido momentos de pausa y reflexión. También, se motiva a que los padres establezcan sus propias metas y su plan de crianza, que determinen los pasos que desean efectuar, y que a su vez evalúen el plan de acuerdo a sus creencias, todo esto como parte de su estrategia de crianza.
Algunas cosas pueden ser universales: tratar a las personas con respeto, de la manera en que a uno le gustaría ser tratado; querer tener un hogar sin violencia; valores que tienen que ver con la tolerancia y la aceptación; tener empatía y formar parte de la comunidad.
Los proveedores de Triple P están capacitados para que aprendan a conocer a las familias y comunidades con las que trabajan, y adaptar el programa a su medida. Por ejemplo, los cursos grupales de Triple P se pueden impartir en congregaciones de oración, al aire libre, después de la escuela o en cualquier otro entorno que haga que la gente se sienta más cómoda. Hemos tenido cursos grupales de Triple P con madres judías y musulmanas sentadas las unas con las otras y compartiendo sus experiencias. También, tenemos recursos para las comunidades indígenas que participan en el programa de Triple P en Australia y Canadá, e investigaciones en curso sobre la mejor manera de vincular este programa con las prácticas familiares maoríes en Nueva Zelanda. En la zona rural de Panamá se imparten los grupos al aire libre incluso con pollos graznando en el fondo. En el Reino Unido, hay grupos de padres que participan en el programa reuniéndose en el pub de su localidad, y hasta en Canadá los grupos comparten noches de pizza en centros comunitarios.
Una cuestión de valores
Cada padre, madre o cuidador tiene que determinar cómo desea criar a los niños, teniendo en cuenta sus metas a largo plazo y sus valores y principios. A medida que aprenden las habilidades que se presentan en el programa de Triple P, también aprenden cómo combinar correctamente estas estrategias para ayudarles a hacer dos cosas al mismo tiempo:
- Enseñar a los niños y niñas el tipo de habilidades sociales/emocionales que necesitan para tener éxito en la vida
- Permanecer fieles a sus valores personales y familiares.
Así que el programa de Triple P apoya los valores que los padres consideran importantes y viceversa.
En términos de lo que desea a largo plazo, pregúntese, ¿qué tipo de persona quiero que sean mi niño o niña? Sí, los niños son individuos; sus genes son diferentes y sus oportunidades son diferentes - pero al mismo tiempo, usted juega el papel principal en determinar el tipo de valores con los que vivirán.