Siempre se les ha dicho a los adolescentes que el fumar, beber y consumir drogas es dañino para la salud.
Han escuchado que las drogas son adictivas, aunque creen que la adicción no les sucederá a ellos. Se les ha dicho que el fumar produce cáncer, pero tal vez la abuela fumó y vivió hasta los 83 años. Por otra parte el uso del alcohol se ha visto como una conducta asociada con el crecimiento.
Mientras más edad tiene el adolescente mayor es la posibilidad de que haya experimentado con el fumar, beber, o consumir drogas. Esto puede ocurrir porque el adolescente se siente aburrido, le atrae el peligro o simplemente, porque quiere escandalizar a sus padres.
Se puede ayudar a los adolescentes a que resistan la presión de transformarse en fumadores habituales, a que consuman drogas o beban, manteniendo líneas abiertas de comunicación. Educarlos sobre los riesgos, pero no sobresaltarse cuando ellos admitan haberlo hecho.
La presión por parte de los compañeros es un factor importante, pero también lo es el apoyo de la familia y los valores que se le hayan inculcado al adolescente.
Cada padre puede optar por decidir si están de acuerdo con que se fume en la casa. También pueden elegir si prefieren que el adolescente pruebe con el alcohol estando en la seguridad de su hogar, o si prefieren que el adolescente espere hasta que tenga la edad legal para su consumo.
Se puede ayudar a los adolescentes a que resistan la presión de sus compañeros, teniendo un plan en mente. Por ejemplo, el adolescente podría decir que no puede comprar drogas porque está ahorrando para las entradas de un concierto; o que le preocupa que su rendimiento deportivo disminuya por consumir drogas.
Después, los padres pueden motivar a que el adolescente ponga su plan en marcha, ayudándolo a practicar lo que va a decirle a sus compañeros.