Para algunos niños la presión de ganar durante un juego puede ser demasiado grande. Cuando un niño competitivo pierde un juego puede tener una pataleta y cuando gana puede ser demasiado presumido. Por otra parte, algunos padres empiezan a dudar si sus hijos pueden participar en algún deporte debido a estos problemas.
Participar en los deportes ayuda a que los niños se mantengan activos, a que aprendan nuevas habilidades y a que hagan amigos. También les enseña a cómo trabajar en equipo, y a cómo compartir la responsabilidad y el saber competir. Los niños deben ser capaces de disfrutar de todos los aspectos de los deportes —no sólo del resultado final.
Enfóquese en cómo su hijo va mejorando con cada juego. Esto le ayudará a su hijo a que aprenda que se puede tener un buen juego sin importar el resultado final.
Algunos niños se niegan a jugar si piensan que no tienen las habilidades necesarias. Toma tiempo y esfuerzo para que puedan mejorar sus habilidades y para desarrollar la confianza en sí mismos. Anímelos a seguir jugando.
Los niños, también tienen que aprender que no se trata de ser el mejor en todo lo que hagan. ¡De hecho, esto es imposible! Si su hijo se queja de que no es el corredor más veloz del equipo, usted le puede responder con: “Tal vez no seas el más veloz, pero realmente eres el mejor pateador en fútbol”.
Si ve que su hijo no tiene un buen espíritu deportivo, puede hacerle saber que está bien molestarse, pero que no está bien actuar de una manera negativa. Después, puede decirle cómo manejar la situación la próxima vez: “No está bien gritarle a tus compañeros del equipo. La próxima vez que te sientas enojado, respira profundo tres veces”.