Con las presiones que tienen los padres y las madres es fácil caer en algunas trampas parentales. A continuación se presentan algunas de ellas.
La trampa de la “crítica” se da cuando el padre entra en un enfrentamiento con su hijo. Esto comienza cuando el padre critica a su hijo y empieza a amenazarlo y a gritarle. Este tipo de peleas deja al padre y al hijo sintiéndose enojados. Si usted tiene este tipo de enfrentamientos con su hijo, este es un buen momento para aprender otra mejor manera para manejar la situación.
La trampa de “dejarlo solo” es cuando los padres no elogian a su hijo cuando se está portando bien. Los niños comienzan a portarse mal para llamar la atención. En su caso, trate de elogiar a su hijo cuando éste se involucre en las conductas que a usted le gustaría ver con más frecuencia.
La trampa de “por el bien de los niños” sucede cuando los padres en un matrimonio infeliz evitan manejar sus problemas diciéndose que prefieren que las cosas sigan igual por el bien de los niños.
La trampa “de la madre o el padre perfecto” ya que no existe la madre o el padre perfecto. Tratar de serlo sólo lleva a la decepción, a la rabia y a la culpa.
La trampa “del mártir” es cuando los padres abandonan sus propias necesidades. Los padres no tienen que dedicarles todo su tiempo a sus hijos. Una buena parentalidad sólo sucede cuando los adultos también cuidan de sus propias necesidades.